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El ELN y Colombia: acérrima lucha contra las multinacionales y la burguesía

Las luchas que emergieron dentro de las tierras latinoamericanas en el siglo XX pueden ser comprendidas simple y llanamente bajo el contexto de la guerra fría, bajo las dos fuerzas ideológicas imperantes de ese entonces: capitalismo y comunismo; pero entendamos la realidad particular de la formación de los grupos insurgentes en Colombia, y pasemos hacia la rebelión del ELN.
Hay que tener en cuenta que la comprensión de la política actual consta de un esfuerzo que depende inevitablemente del entendimiento de tales ideas, pues son el fundamento de los movimientos actuales, que no son más que meras consecuencias de la evolución contextual de las sociedades.

Demos un recorrido histórico que nos acercará hasta el actual antagonismo: la lucha por la emancipación de las clases dominantes.



El comunismo nace como una respuesta de la entonces burguesía revolucionaria del siglo XIX, centrándonos en una Europa agitada y que aun después de la revolución francesa, la burguesía luchaba incansablemente en contra de los restauradores monárquicos que intentaban restablecer un sistema que ya lucía insustentable e irremediable. El capitalismo nace con la variación de las relaciones de producción; nace de una sociedad media organizada y de un puñado de industriales e intelectuales que empiezan a emanciparse del yugo del feudalismo. Con esto se origina, a su vez, el saqueo y el robo hacia pequeños propietarios que no tendrían más opción que vender su fuerza de trabajo. Esta naturaleza de los actos de despojo ya viene de antaño, de hecho, la acumulación primitiva del material o capital se viene dando de formas similares: saqueos, servidumbre y sometimiento violento hacia una autoridad; en las sociedades primitivas esto sucedió en algún punto: tribus que sometían a otras, saqueos constantes de tierras; división del trabajo por medio de la separación de los esclavos: unos se dedicaban a tareas específicas, etc. Esto quiere decir que, la injusticia económica y social que hoy se presenta, no es sino producto de un proceso histórico que se viene transformando desde las sociedades casi primitivas y que, claramente, tales injusticias se han modernizado cada vez más a tal punto de adquirir un carácter poco evidente.


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La entonces burguesía revolucionaria empezaba a engendrar consigo mismo a su antagonista, su contradicción: la clase obrera. Como ya sabemos, las contradicciones hacen parte del proceso dialéctico de la materia, proceso que también se manifiesta de forma similar en las estructuras sociales y políticas de una nación: se avanza por medio de la superación de estas. Los obreros de la Europa ya casi aburguesada empezaron a organizarse de forma temprana, previeron la lucha que se aproximaba entre las clases. Marx hizo énfasis en que la historia de las sociedades se puede explicar bajo el proceso de la lucha de clases, pero que, una vez llegada la dictadura del proletariado, habrá una sociedad sin clases sociales en la que no pueda surgir un tipo de contradicción que se presente como revolucionaria posteriormente; es decir, se anticipó a la idea de una contrarrevolución una vez la dictadura del proletariado se haga realidad —dictadura que hasta el día de hoy no ha sido del todo posible, sino únicamente Gobiernos que han apelado a las dictaduras como única forma de garantizar el mantenimiento de la revolución—. La transición hacia el comunismo se ha visto impedida por diversos factores: bloqueos económicos por los grandes países reguladores del mercado, mercado que inevitablemente somete a cualquier nación, pues los grandes bancos y las grandes instituciones financieras están a disposición de las grandes potencias, de las grandes estructuras económicas creadas con el fin de salvaguardar a la élite... Wall Street, la City de Londres, etc. Entre otros factores también tenemos la propaganda ideológica que afecta contundentemente el camino de la revolución; o la concentración del poder de manera poco estratégica...

Sin ánimos de sonar revisionistas tenemos que ser categóricos al momento de concluir cómo una revolución marxista puede ser instaurada en un determinado país, donde, evidentemente, existe una realidad particular que condiciona de manera específica los aspectos de la vida y la sociedad. Hoy por hoy, en redes sociales se puede observar un sinnúmero de marxistas que aún apelan a la bien llamada revolución proletaria, revolución que, ha de ser tomada por medio de las vías ilegales —pues como sabemos, la legalidad es un concepto supeditado a la noción burguesa— y armadas. Tales revoluciones armadas y de carácter proletario y antiimperialista concluyeron en una victoria parcial para Latinoamérica; en Cuba, en Nicaragua..., pero, en otros países, las cosas no han ido tan bien. El más claro ejemplo lo tenemos en Colombia, un país que ha transitado durante toda su historia por las vías «democráticas», democracia que ha sido infructífera y solo ha estado a disposición de los grandes oligarcas y las grandes transnacionales. En Colombia se ha librado una guerra desde los frentes populares; grupos insurgentes como el ELN y las FARC han sido los encargados de protagonizar esa rebelión popular desde la guerra de guerrillas. Sin duda alguna reconocemos más estructuras guerrilleras que, si bien no se autoproclamaron abiertamente marxistas-leninistas, también compartían intereses sociales con estos dos primeros. Tenemos como ejemplo al Movimiento Armado Quintín Lame, una guerrilla de carácter indigenista que emergió del descontento social que atravesaba el país —y que hoy aún atraviesa—, por allá en el 84, y que se desmovilizó 6 años más tarde.

Sobre esos marxistas intransigentes de la "vieja escuela" de los que hice mención, que no son capaces de replantearse ni de repensar la forma de instaurar el marxismo en determinadas circunstancias, si no es por la vía armada y revolucionaria, permítanme decirles que el método siempre dependerá del medio, y no el medio del método; hoy la lucha en Colombia se está concentrado de manera eficiente en el sector político —eficiencia que se debe en gran medida a las redes sociales, a la facilidad de compartir información, lo cual ha generado independencia intelectual de los ciudadanos, que ya no están sometidos a la información de los medios de comunicación tradicionales—, ¡pero cuántas vidas de excombatienes ha costado este proceso!

Movimiento Quntín Lame

Movimiento Quintín Lame, una guerrilla que surge como toda otra, pero que apunta hacia unos intereses más particulares e inmediatos. No hablemos del Movimiento 19 de abril, pues su historia no ha sido tan tergiversada y su lucha partió de un acontecimiento en particular, es decir, no tuvo los mismos objetivos que las insurgencias de carácter marxista. Entonces, sentémonos en que las guerrillas no serían más que una consecuencia de la mala administración gubernamental y del pésimo entendimiento que el Estado tenía acerca de su población. Un Estado déspota que hasta el día de hoy solo ha respondido a los intereses de unos pocos, de la élite que por suerte, ya se ha debilitado de manera considerable.

Debemos, por tanto, situarnos en los 60's, cuando estas guerrillas empezaban a emerger en distintas partes del país. Las guerrillas ya funcionaban clandestinamente, formadas por campesinos insurgentes guiados por intelectuales comunistas, empiezan a oficializarse en territorios aledaños a Tolima, Santander, Arauca, Cauca, etc., donde con el tiempo empezaron a ganar regiones en más partes del país. Como bien dijimos, las guerrillas son el producto mediato que surge para responder ante las injusticias y las exigencias sociales que han sido ignoradas, y también como forma de protección de tierras ante el saqueo y el despojo de las transnacionales y del mismo Gobierno —desentendiéndonos un poco del contexto de la guerra fría y considerando estos hechos de manera particular, pero no aislada—.

Hablemos del ELN en particular como punto de referencia y de apoyo que nos ayudará a dilucidar el problema, y a esclarecer la falta de información que los medios de comunicación nos han vendido durante varios años. Primero que todo, es preciso dejar claro algunas cosas: no habrá favoritismo hacia el bando guerrillero, a pesar de la simpatía ideológica que comparto con este, es fundamental la objetividad ante todo; principalmente se deben reconocer los crímenes de lesa humanidad que esta guerrilla ha cometido, ya sea por actuar de manera deliberada o por errores de cálculos operativos no intencionales, como por ejemplo, en la masacre de Machuca (1998), donde el ELN se atribuyó la autoría con notoria dificultad, pero que a fin de cuentas no la negó. Cabe destacar que en ese acontecimiento fallecieron familiares de miembros del frente Comando Cimarrón (aquí sabemos que el fallo operativo es innegable). Pero es fundamental aún más, saber que esta guerrilla no es el fenómeno que el Estado ha tratado de mostrar con una información sesgada y parcializada.

Imagen obtenida de Colombiacheck

En principio, debemos partir del hecho de que toda revolución lleva consigo misma sangre de caídos; inocentes, jóvenes, adultos, ancianos, etc. Es un proceso histórico casi inalterable que se repite en un determinado momento, un momento en el que el sistema estalla, se vuelve inmanejable y la contradicción empieza a hacerse incipiente; sucedió en la Europa del siglo XIX y se presentó nuevamente tan solo un siglo después con la agitada formación comunista en el imperio ruso para derrocar al zarismo. El punto que debemos comprender es que, la noción de bueno-malo se pierde con el transcurso histórico, y lo único que queda son los hechos y sus resultados, si fue para beneficio de la comunidad o no. Ejemplifiquemos estas palabras y situémonos en un caso hipotético: el ELN, en una guerra de más de 40 años contra el Estado, vence finalmente a este y llega al poder. En el conflicto hubo una ingente cifra de muertos y desaparecidos por parte de ambos bandos, sin embargo, el ELN contribuyó considerablemente en el aspecto social, económico y cultural de su país en el período de la posguerra. Los medios utilizados por el ELN, como el narcotráfico (cabe decir que estos tienen políticas estrictas ante esta práctica, pues reconocen el daño que le ha causado al país), el ingreso de regalías desviadas, extorsión y secuestros, quedarían fácilmente justificados por los fines que alcanzó y sería cuestión de tiempo que la historia absuelva a los militantes. La gran mayoría de procesos históricos han sido de esta índole, pero con diferentes bases ideológicas obviamente.

Con todo el supuesto anterior quiero dar a entender que, si el ELN —o cualquier guerrillera colombiana de corte marxista— hubiese tomado el poder y posterior a ello, su contribución social hubiese sido prometedora, la perspectiva del narcotráfico en ese caso sería vista por muchos colombianos como un medio cuestionable pero sustentable que usó la guerrilla para abolir esa podredumbre gubernamental, e instaurar un sistema más humano y sensato; pero como este caso no fue un hecho, el narcotráfico ya no puede ser visto como un medio, sino como un daño que se le hace a la nación. No se trata de justificar esta actividad, solo hay que plantear un supuesto que ayude a dilucidar de manera detallada el asunto de los medios financieros que estas guerrillas manejan.

Lucha por el socialismo y la nacionalización de los recursos


Resultado de imagen para Comandante UrielEl principal ecocida en el planeta, en todos los tiempos, se llama capitalismo, y la lucha del Ejército de Liberación Nacional es precisamente para exterminar ese mal mayor de toda la sociedad. Ahora, no pretendemos desconocer la afectación ambiental que se pueda dar a raíz de las acciones guerrilleras. Eso también es cierto, pero... tampoco podemos desconocer que el mero hecho de la explotación y extracción petrolera causa una afectación ambiental grave; no es precisamente por los hechos de las acciones guerrilleras que se hayan dado las sequías de los llanos orientales, con la pérdida de especies y el desequilibrio en los ecosistemas que se ocasionó y muchas otras cosas que han pasado. Es como mirar las cosas en su justa medida (Uriel, Frente de Guerra Occidental Omar Gómez)

El Estado colombiano ha mostrado condescendencia ante las transnacionales, no solo por el tema de la extracción de recursos que causan daños ambientales y por las malas concesiones que existen que no generan ganancia alguna para el país, sino también por la evasión constante de impuestos por medio de los ya conocidos paraísos fiscales; las transnacionales podrían estar asumiendo y retribuyendo, en cuanto al impuesto sobre la renta, un 5% de un 32% en total que deberían pagar. Son robos inadmisibles que la población colombiana ha permitido.
Colombia no ha sido más que otro conejillo de indias de las grandes empresas, pero la carga siempre la llevarán los habitantes de a pie, no los que están legislando en las comodidades de sus sillas y sus sueldos. Esto es algo que ha reprochado el ELN durante todos sus discursos.

Un 7 de enero de 1965, el ELN lleva a cabo su primera acción guerrillera —acontecimiento que se conocerá como la toma de Simacota, pueblo perteneciente al departamento de Santander— en la que se da a conocer públicamente. La guerrilla ya había sentado su agenda frente a la explotación de hidrocarburos y el robo de las transnacionales dos años antes, en el 63, para ser precisos, donde prestó apoyo a las movilizaciones de ese entonces. Ya para el 65, el ELN realiza su primer ataque a una infraestructura petrolera situada cerca de Barrancabermeja, donde Camilo Torres expone por primera vez la postura ideológica ante este tema, por medio de la plataforma del Frente Unido.

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Queremos insistir en todo lo que nos une y prescindir de todo lo que nos separa 

La explotación de hidrocarburos solo ha beneficiado a las transnacionales y a la élite colombiana, mientras que el pueblo solo puede mirar. Los atentados constantes a los oleoductos por parte del ELN también han causado impactos considerables; ambientales y sociales. Estos atentados empezaron a hacerse efectivos después del 86, cuando ya estaba concentrado el Frente Domingo Laín en Arauca y existía un procedimiento más sistemático en diferentes partes del país. Los atentados, las extorsiones y, en casos extremos, los secuestros, van mayoritariamente dirigidos hacia el personal de las empresas petroleras y hacia oligarcas considerados enemigos del pueblo. Estas acciones guerrilleras NO van dirigidas hacia la población civil, como los medios lo han querido hacer ver. Los atentados hacia los oleoductos incrementan en el 98 hasta el 2002, y posteriormente, disminuyen por ciertas medidas que el presidente de ese entonces, Álvaro Uribe Velez (2002 - 2010), implementó ante tales hechos; medidas que le salieron caras con el tiempo. Implementando a través del decreto del 2002 una estrategia conocida como Zonas de Rehabilitación y Consolidación, que consistía en otorgarle participación al Ejército en ciertas zonas para recuperar la "estabilidad" estatal; una estrategia de seguridad democrática. Esto no hizo más que empeorar y causar graves violaciones de DDHH, a tal punto que en el 2003, en el territorio de Arauca, ocurrió más del 47% de asesinatos hacia líderes sociales —según un informe de Amnistía Internacional de las ZRC— y hubo detenciones arbitrarias que socavarían fácilmente la moral de toda la región. El movimiento social estaba empezando a estigmatizarse aún más, señalando a cualquiera que alzara su voz de protesta; el Estado se pronunciaba: «Este es un guerrillero, hay que asesinarlo». Los paramilitares de esa región, el Bloque Vencedores de Arauca, se sentían legitimados por... Y recurrían a los asesinatos sistemáticos... En el mejor de los casos, los líderes o los integrantes de sindicatos energéticos eran amenazados y no tenían más opción que abandonar sus tierras, o eran aprehendidos por el Ejército.

La unión entre el Ejército y los paramilitares fue algo evidente, hubo razones que esclarecieron los hechos fácilmente en ese entonces. Las acciones paramilitares se concentraban más en zonas cercanas a los oleoductos, acciones que se pueden entender bajo el título de seguridad privada de las transnacionales, y que el Gobierno legitimaba sin oposición alguna. Además, los asesinatos fueron dirigidos hacia líderes sociales y sindicatos energéticos, y esto clarifica más el asunto: el Gobierno ha estado detrás de todos los hechos. Sin hablar de la posición de las bases paramilitares que se ubicaban a una distancia muy cercana a los puestos de la fuerza pública. Los nexos entre el Estado y el paramilitarismo son hechos que hoy día se conocen con hartas evidencias, otra cosa es que la élite ha sabido muy bien evitar su responsabilidad ante las acusaciones, pero como se dijo antes, la estructura gubernamental yace debilitada sustancialmente.

El ELN pierde credibilidad y posición social en Arauca a raíz de los enfrentamientos que acaecieron en la década del 2000, entre las FARC, el ELN y paramilitares. Esto llevó a daños colaterales que ensuciaron el nombre del la guerrilla —sin tener en cuenta ciertos hechos que causó previo a esto, pero que no socavaron de forma grande su estatus—. Posterior a esto, la financiación que tenían por parte de las regalías desviadas de las petroleras empezó a ser más difícil, pues los aliados con los que contaban en sectores políticos empezaron a ser identificados y asesinados, o en el mejor de los casos, capturados, y esto los llevó a tomar medidas más estrictas que afectaban incluso a la población que han tratado de defender durante su levantamiento. El prestigio social fue perdiéndose y la gente empezó a renegar de estos.

El ELN atenta contra los oleoductos principalmente por varias razones: por estrategia militar, dado que al momento de causar una abolladura o volar un tubo, la fuerza pública debe intervenir y se convierte en un fácil objetivo; por exigencias sociales, donde esta guerrilla expuso su agenda hace años diciendo que, es inaceptable que se le dé poca importancia a la población y haya concesiones que estén a favor de las multinacionales, y no de las comunidades aledañas que han vivido bajo la pobreza y el desamparo gubernamental; y por razones sociales, donde primero, la guerrilla se muestra consecuente con su discurso ante el saqueo de estas industrias, segundo, se evidencia el apoyo de esta hacia los luchadores sociales que han velado por los intereses de la región y están en contra de la extracción que no favorece a las comunidades, y tercero, también como generador de empleo, pues estos sabotajes de oleoductos, en el momento en que el crudo se derrama, las empresas necesitan personal que seguramente estarán en las comunidades cercanas. También recurren a estas prácticas como forma de exigencia hacia las multinacionales, haciendo que estas paguen grandes cantidades de dinero a cambio de la "protección" que el ELN les brinda, esto, como instrumento de obtención de ingresos.


Sequía y hambre en La Guajira
No olvidemos lo que han causado las transnacionales en la nación, que no solo se contentan con la extracción de los recursos, sino que recurren al despojo y al abuso con tal de lograr sus objetivos. El Gobierno ha amparado estas prácticas. Se recomienda ver uno de los casos quizá más referentes de la actualidad: da click aquí

Lo peor de todo es que, si ya las industrias nacionales como Carbocol e Intercol —donde la última funcionó como una filial de ExxonMobil que respondía más a los intereses norteamericanos— causaron daños severos en tan poco tiempo, al momento de vender el 50% de la participación por parte de Carbocol, en el 2000, la administración se dejaría únicamente a transnacionales que no tienen interés alguno en eso que hoy se llama minería responsable. Un eufemismo que oculta los hechos más deplorables que pueden llegar a cometer las grandes empresas.  Hoy se conoce lo que ha sucedido en la Guajira como punto de referencia a nivel nacional, pero son prácticas que se han normalizado en gran parte del país y que solo unos se han opuesto, y entre estos pocos encontramos a los líderes sociales que son asesinados constantemente, y, por paradójico e inaceptable que suene, las mismas guerrillas se han opuesto a estas prácticas. El ELN se beneficia por medio de la vuela de oleoductos, pero también beneficia a las comunidades con las que convive, y su vez, reafirma su discurso en contra de estas practicas extractivistas. Esta vuela de oleoductos también la lleva a cabo como forma de exigencia ante las extorsiones, o más bien, llamemosle reclamos sensatos que la comunidad tiene derecho de hacer. No olvidemos lo que ha sucedido en el vasto campo petrolífero de Caño Limón, donde la multinacional Occidental Petroleum (OXY) ha causado desplazamiento de comunidades indígenas producto de la extracción del crudo y de las amenazas que reciben estas comunidades. El Gobierno se encarga de mostrar una imagen: la de los desplazados coaccionados por la guerrilla.

Los que han mostrado compromiso en Latinoamérica por medio de las vías pacíficas, siempre han llevado la peor parte, así que, la lucha sin armas nunca fue una opción atractiva, incluso, el ELN se dio cuenta de esto años más tarde, en la década de los 90's, cuando un brazo de esta guerrilla apeló a la reinserción por medio de un movimiento político llamado Corriente de Renovación Socialista, donde asesinaron a más de 50 integrantes de este.

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Corriente de Renovación Socialista; imagen obtenida de Verdad Abierta

Hoy por hoy, los simpatizantes del marxismo tenemos que ser claros en una cosa, y es fundamental tenerla en cuenta: la revolución armada llegó a un punto en el que se hizo insustentable —en Colombia por lo menos—. Pero una cosa es segura: esta revolución fue sinónimo de inconformismo, lucha y valentía de un puñado de colombianos que no se quisieron doblegar a la voluntad del Estado, que de manera acérrima le dijeron NO a la prostitución de Colombia ante las multinacionales. Tenemos que reconocer a las guerrillas bajo todas sus formas, no desde la posición parcializada que nos han vendido, desde la opinión del narcotráfico y del secuestro inescrupuloso. El campo es más grande, y es preciso conocerlo y detallarlo para sacar un juicio bien formado y estructurado que nos permita conocer a fondo la veracidad de todos estos actos. Si bien la práctica armada yace anacrónica, el ELN debe resistir hasta la firma de un nuevo acuerdo de paz, pues el Gobierno de turno que hoy impera en Colombia no muestra disposición ni voluntad ante esto, donde una vez se sentó a negociar, no reconoció los puntos ni al delegado de paz del ELN, echando a la basura los 6 acuerdos cruciales que ya estaban puestos sobre la mesa.

La lucha en contra de las multinacionales y de las prácticas extractivistas debe mantenerse vigente, más allá de una defensa armada debemos implementar nuevas formas metodológicas para llevar la revolución a cabo, pues el proceso de hoy la exige.

Si quieres conocer más acerca de la posición del ELN en Colombia, puedes dar click aquí. 


Bibliografía

Fundación Ideas para la Paz (abril de 2015). Recuperado el 2020, de EL ELN Y LA INDUSTRIA PETROLERA: ATAQUES A LA INFRAESTRUCTURA EN ARAUCA: http://cdn.ideaspaz.org/media/website/document/55411b8a3ccab.pdf

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