Si algo ha caracterizado a la izquierda en Latinoamérica, en sus luchas emancipadoras y sociales, ha sido la confianza que se ha depositado en la línea marxista como política de hecho. La izquierda, al día de hoy, reivindica esta línea, pero no con la misma impetuosidad del siglo XX. En nuestro siglo, si hay algo que destaca profundamente, es el sinsentido que emerge de la sociedad; sinsentido que logra posicionarse en todos los aspectos de esta: en las academias, en las industrias, en el sector político, científico, etc. En el siglo XX se contaba con dos modelos que propiciaban un sentido y dirección: el marxismo, donde nos encontramos con un hombre rojo e internacionalista y, por otro lado, el capitalismo, donde nos encontramos con fieles seguidores del tío Sam. Tales modelos fueron explotados hasta más no poder. Se podrá debatir por décadas sobre cuál era conveniente y cuál no, pero una cosa es clara: la sociedad contaba con opciones, alternativas y, si se quiere, algún tipo de...
Ni el más nihilista de todos los hombres puede quedarse callado frente a las injusticias del capital. Es preciso posicionarse y mantener el horizonte; el problema de la nada lo abordamos de último. La guerra popular continuará mientras exista hambre.