«El conocimiento es bueno, y la ignorancia es mala»; principio que ha sido defendido hasta el día de hoy; inquebrantable e inmodificable: dudar de este es cometer un grave delito intelectual. Partimos de tal premisa, aceptamos los avances y luchamos por el futuro, miramos esperanzados hacia el mañana; reemplazamos a dios por la ciencia, ahora nuestra metafísica se concentra en un territorio inexplorado. ¿En qué creer? ¿Cuál será la metafísica del mañana una vez la idea de dios haya sido extirpada por completo? El espíritu apolíneo llevado a sus límites acaba no solo en rectitud, sino también en desesperación: tal será la doctrina del futuro. Un mundo desprovisto de arte, de literatura, y, a su vez, de sentido... Todo yacerá bajo la Perspectiva Científica ; un episodio reducido a explicaciones y a fórmulas, a sensatez y a rigidez, ¿quedará lugar para la imaginación?, lo más probable es que no, y este es el precio a pagar por tan anhelado progreso. Filósofos ya han abordado esta cuestió...
Ni el más nihilista de todos los hombres puede quedarse callado frente a las injusticias del capital. Es preciso posicionarse y mantener el horizonte; el problema de la nada lo abordamos de último. La guerra popular continuará mientras exista hambre.